Cuando la «prescripción musical» viene de alguien que ya ha acertado con tus gustos muchas veces, todo es más fácil, si es además esa opinión es refrendada por un segundo prescriptor el asunto ya está casi hecho. Esto fue lo que me ocurrió con Adrian Crowley y su séptimo disco, «Some Blue Morning», primero una crítica en el Rockdelux de febrero de 2015, en la que mencionaban a Nick Cave o Bill Callahan como referencias, y después una entrada en Música En La Mochila, me empujaron a escuchar a Mr. Crowley. Me quedé completamente desarmado después de la primera escucha, una voz grave, dulce, elegante, sobre un colchón de bonitas orquestaciones, simplemente precioso. Sobre todo me quedé desarmado al llegar a la pista 9, «The Wild Boar», hacía siglos que una canción no me cautivaba de esa manera, tuve que darle al play al menos tres veces consecutivas, sus 7′:46″ se me hicieron cortos en todas las escuchas. El álbum tiene canciones preciosas, la que le da título «Some Blue Morning», la elegantísima «The Stranger», la turbadora «The Angel»….pero amigo… «The Wild Boar» es otra cosa, casi un recitado, una historia mágica y una sucesión de imágenes que te hacen querer ser el protagonista de la canción y conducir despacio tu coche por esa solitaria carretera rodeada de miles de pinos en un bosque inacabable, con la ligera brisa entrando por la ventana abierta, mientras el aroma de los pinos mojados por una reciente lluvia inunda el interior del coche y una delicada música sale del reproductor, lo que te permite pensar en la vida, tu vida, hasta que de repente….Mejor la escucháis, merece la pena. Magia pura.
«Some Blue Morning» un disco que se ha convertido en imprescindible y «The Wild Boar» la canción que tengo que escuchar cada poco tiempo, para viajar por esa carretera, de momento de manera figurada.
Driving through the forest at dusk
There was a side road he hadn’t seen before
So he turned down it and drove and drove
The forest is so vast and the road so straight
It felt good
There was a sweet breeze coming through the open window
And the music from the car radio soothed his mind
Along with the scent of pine
And the recent rain that infused the air
Daylight had started to fade
And on he drove
Through miles of pines