King Creosote, cantautor escocés, Jon Hopkins, mago de la electrónica y compositor de bandas sonoras. Una extraña pareja, al menos sobre el papel, pero la combinación de los dos artistas produjo en 2011 uno de los discos más bonitos de esta segunda década del siglo XXI. Una entrada en mi blog de cabecera que comparaba este disco con el primero de The Montgolfier Brothers fue suficiente para que despertara mi interés y no me defraudó. Un disco con solo siete canciones y que dura poco más de treinta minutos, lo bueno si breve…. El caso es que desde 2011 «Diamond Mine» ha sonado un buen número de veces en mis reproductores y he seguido la carrera de King Creosote desde entonces (su último disco es también una preciosidad), no tanto la de Jon Hopkins, con la música electrónica me cuesta mucho más conectar. El caso es que la mezcla funcionó, y muy bien, King Creosote definió el disco como la banda sonora perfecta para la vida en un pueblo costero escocés, casi nada, pero me pongo a imaginarlo y me encaja, incluso me atrevo a decir cual sería el pueblo, Mallaig. Mi sueño escocés que muchas veces compite con el sueño australiano.
Por si fuera poco y por si aún no habéis sentido la curiosidad de escuchar «Diamond Mine» este se cierra con una de las canciones más bonitas que he escuchado nunca, «Your Young Voice», que ya coloqué en el numero dos de mis canciones favoritas de 2011.
It’s your young voice that’s keeping me holding on
To my dull life, to my dull lifeAnd it’s your young voice that’s keeping me holding on
To my dull life, to my dull life
Bonus. Aquí Mallaig, el pueblo escocés mencionado y que tuve la suerte de visitar en el verano de 2011, el mismo año de la publicación de «Diamond Mine». ¿casualidad? No lo creo.