El rollo “rock mesiánico” de U2 siempre me dio bastante pereza, es así, más aún el rollo “salvador de la humanidad” de su líder Bono . Eso sí, lo cortés no quita lo valiente y hubo un momento en mi vida que algunas de las canciones de U2 me hicieron su gracia. Debía correr finales del año 1985 cuando mi grupo de amigos y yo frecuentábamos la sala Aire, una discoteca de moda en aquella época que estaba en la calle Cea Bermúdez de Madrid, como os podéis imaginar íbamos allí con el único objetivo de ligar, cosa que rara (¿nunca?) vez conseguíamos, y como no ligábamos yo al menos le prestaba atención a la música. El momento álgido de la tarde (había que estar en casa a las 10) llegaba cuando el pincha sacaba a pasear una bandera blanca y empezaba a sonar el inconfundible arranque de batería de “Sunday, Bloody Sunday” (tutututu, tu, tutu,), seguido por el solo de guitarra de The Edge, éxtasis total en la sala, y otra tarde más que no habíamos ligado…
Compré aquel vinilo solo por aquellos momentos y descubrí alguna canción más que me gustaba, “Party Girl” ó “New Year’s eve”. Un año y poco después cuando editaron “The Joshua Tree” y vinieron a España (Santiago Bernabéu – Julio 1987) yo estuve allí, gran concierto, Bono era un animal escénico y disfruté de aquella noche en la que también tocaron Big Audio Dynamite, UB40 y Pretenders. Después acabé un poco saturado de ellos y me olvidé de sus discos, hasta el punto que ahora mismo si me tengo que quedar con uno sería “Achtung Baby”, a parte de este directo “Under A Blood Red Sky” que abre alguna ventana en mi memoria.
Bonus. Madre!! 28 años lleva esto dentro de la funda del disco.
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