Me debería dar vergüenza decirlo, es probable, pero no preste mucha atención a The Kinks cuando aquel año de 1983 no dejaban de repetir el video de “Come Dancing”, joer y no lo entiendo, la canción me encantaba, el video era chulo; pero no era el momento, debía estar pensando en otros asuntos, con 14 años esas cosas pasan.
Dio igual, era inevitable que The Kinks volvieran a cruzarse en mi camino, sólo tres años más tarde en el “famoso” verano del 86 allí estaban ellos de nuevo.
En la fiesta de bienvenida que daban a los estudiantes extranjeros que íbamos a pasar el verano en Bath conocí a una chica inglesa de la que ahora recuerdo poco más que su nombre (esto porque lo compartía con mi adorada Kate Bush) y su pelo rubio, tampoco era difícil, el noventa por ciento de la inglesas que veíamos lo tenían así. Esta buena muchachita inglesa me llevó a probar las mejores hamburguesas que se podían comer en Bath en un local pequeño y que curiosamente aún existe, el sitio destacaba no sólo por la comida sino porque la música era una maravilla, por los altavoces sonó “You Really Got Me” y el momento se quedó anclado en la memoria para siempre. A la mañana siguiente en un descanso de clase corrí, literalmente, hasta un HMVy localicé una cinta (¡Ay! aquellos tiempos del Walkman) de grandes éxitos de The Kinks que se convirtió en parte de la banda sonora de aquel verano. “David Watts”, “All Day And All Of The Night”, “Sunny Afternoon”, “Til’ The End Of The Day” y tantas otras…
Curiosamente con la llegada del otoño aquella cinta quedó guardada en un cajón y me olvidé de The Kinks, otra vez les daba la espalda. Tuvieron qué pasar otros cinco años hasta que de nuevo el genio de Ray Davies se cruzó en mi camino, esta vez con una canción triste y melancólica, que era lo que tocaba en aquella época, “How Are You?” Esta vez sí, The Kinks aparecieron para quedarse definitivamente en mi vida.
La influencia de the Kinks se extiende a muchos de los grupos que se colaron después en la banda sonora de mi vida, Pulp, The Divine Comedy,The Jam, Blur….
Imprescindibles, The Kinks, nunca es tarde para descubrir el poderío de su cancionero.
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