“Solo tengo que hacer chu y apareces tú” dice parte del estribillo de “Amor Cúbico”, la canción que abre este primer disco de Niza, en clara referencia/homenaje a aquel “Chas y Aparezco A Tu Lado” de Alex Y Christina, lo que para mí ya fue suficiente para prestar atención al resto del disco. Ya hablé de Niza al escribir la entrada sobre las “Siete Maletas” de Zola, aunque ellos fueron probablemente los que más tardaron en editar su disco largo, aunque la espera mereciese la pena, al menos en mi opinión.
El disco está divido en dos caras diferenciadas, cual vinilo clásico, la primera dedicada al solsticio de verano y la segunda más pausada al de invierno. Un delicia, en sus dos caras, con una Silvia Sanz con una manera de cantar que me recuerda por momentos a Jeanette y con sonoridades que mezclan el POP y la Bossa Nova. LAs tres primeras canciones del disco “Amor Cúbico”, “Por las Tardes” y “Parasol” te atrapan sin remedio, delicatessen pop. Cuando te quieres dar cuenta llega “Septiembre” (“Y no sé que pudo ser lo que me hizo pensar que tal vez tu y yo nos podríamos amar”) la canción que abre la segunda parte, el otoño llega, y con el la tristeza, la nostalgia y ritmos más lánguidos pero no por ellos menos atrayentes. Soy un blando lo sé, pero este tipo de discos me desarman.
El tiempo pasó, Niza desapareció como grupo, a Silvia la podemos escuchar en alguno de los discos de La Casa Azul (es la chicas de Guille Milkyway), pero nos dejaron un disco curioso y alguna canción memorable.
Sin explicar porqué me dejas de besar
Una vez más me vuelves a plantarMe regalaste aquel disco de Jobim
Del que hablabas sin parar
Y por la tarde me invitaste a merendar
En cualquier bar un caféY sin saber porqué me dejas de querer
Me curaré con bonitas cancionesMe regalaste aquel disco de Jobim
Del que hablabas sin parar
Y por la tarde me invitaste a merendar
En cualquier bar un café